domingo, 16 de octubre de 2016

¡MI PEQUEÑA GRAN ESCUELA! 

La labor docente, es un trabajo arduo, se tiene que llevar una pizca de armonía, paciencia y mucho amor hacia nuestro trabajo,  siendo un todo, y especialista para cada uno de ellos, en mi caso para 32 niños.

Me siento un niño con juguete nuevo, la cual me traerá muchas satisfacciones, experiencias, y el que tendré que cuidar. Mi nueva escuela a practicar, José Santos Godínez, ubicado en el municipio de Xalisco, la escuela es muy pequeña, con solo 6 aulas, una para cada grado, dos aulas extras una de dirección y otra de educación especial, en esta escuela hay dos canchas, una cancha cívica y la otra de recreación, esta última con un árbol muy frondoso que cubre hasta sus extremidades y permite que no pasen los rayos del sol, se podría decir que es una techumbre al natural.  Dos baños, uno para niñas y uno para niños y por ultimo una tiendita muy pequeña, para satisfacer las pequeñas necesidades del estómago. Tal vez la escuela no cubra toda las necesidades de infraestructura, pero su labor por enseñar un aprendizaje es extenuante.

Mi salón, segundo grado, un aula muy pequeña, un una biblioteca en su interior, libros donados por los padres de familia, insuficientes para todo el grupo, compartidos por el grupo vespertino, y un estante con material didáctico, hasta donde las posibilidades alcanzan.

Un aula con 32 alumnos dos con capacidades diferentes, una hermosa pequeña, con una discapacidad intelectual, donde sus pensamientos son los de una niña de tres años, en donde un “no se “casi no se escucha de su boca, y un pequeño luchador, que con sacrificios y felicidad realiza sus actividades, donde un “no puedo” es casi nulo. Para el, el día a  día es co
mplicado, donde utilizar una silla de ruedas no le impide moverse, y en donde tener una pequeña válvula en el cerebro no le impide pensar, y actuar como sus demás compañeros,  y a pesar de sus innumerables enfermedades, ahí está listo, como un soldado al pie del cañón para trabajar, teniendo detrás de el a un grupo que lo apoya y lo acompaña.

Por otro lado están esos niños, los participativos, a los que se identifican con sus participaciones constantes y acertadas,  a los inquietos, los cuales son a los primeros que me  aprendo su nombre, os callados pero trabajadores, que les da pena pasar al pizarrón y hablar, a ellos los incentivaré as a perder ese miedo,  y a los niños que esperan que todos les solucione, que esperan que el pizarrón se llene de letras para únicamente copiar. Y la maestra titular a la que quieren y aprecian, a la maestra amable y gentil.  


En el transcurso por las escuela y en especial por esta, he aprendido que una infraestructura no hace a una persona intelectual, lo hace el entusiasmo, el esfuerzo y la dedicación por aprender, pues me sorprende el poco rezago que hay en el aula, el único problema que noto, es que no hay iniciativa, y esperan que todo se les resuelva, con el tiempo espero contribuir a esa problemática y que poco a poco disminuya.





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